El Empleado

10.24.2006

Siete: Pánico



Pánico. El dolor empieza fuerte en el pecho. Es un cincel golpeando duro en tu esternón. Se quiebra lentamente, duele. Te sentís estúpido, realmente estúpido. Es la nueva manera de sentir la anomia del futuro. Mirá fotos de tus futuras vacaciones, intentando olvidar los "problemas" de tu irresoluble vida. Hoy el día parece más gris, más caluroso, más fracasado. Sino te rodeara el éxito con ese aroma tan a perfume importado y auto cero kilómetro creerías que todos los que te rodean son más listos, más audaces, más inteligentes y más exitoso que vos.

Los ejecutivos salen de Puerto Madero, hacen grandes negocios, se relacionan, son infieles, pierden la paciencia tan rápido como el amor de sus hijos y la cuota del Yatch Club está al día. Todavía tengo mi business card. Todos hablamos inglés, el mundo de afuera es mejor. El norte, las zapatillas Nike, el traje Armani, la notebook y tu celular polifónico. Una noticia: tu mejor amigo falleció.

Casi leo en la mente de mi acompañante de aire acondicionado, de reloj suizo, ese gesto y la frase hecha: "la vida es así". Se me viene a la mente un libro, una frase que dice que las viejas estructuras pugnan por ser estables. Fukuyama, el fin de la historia. Lo eterno perpetuo. Falacias. Teatros. Ahora tu mejor amigo es una lápida y un nombre en tu celular que nunca más va a sonar. La vida es gris de ahora en más.

La esperanza es la siguiente: ahora respiro por él. Hay que seguir. Sólo los cobardes cagan a los amigos. Hay que seguir. Dejar de llorar, luchar con uñas y dientes, con palabras y signos, desde lo efímero, desde lo anónimo, desde un sitio insignificante como éste. Seguros de nuestra victoria, tercos, obstinados de que el mundo ríe, de que hay sangre, adrenalina, humor, sarcasmo, estupidez, inteligencia, desventuras. Hay que luchar, porque los cobardes no lloran, simplemente se retiran.

No es fatal, sólo que "la vida es así", pero no desde tu rolex ni desde tu pc portátil. La vida es así como que estas palabras te duelen, te llegan, de un hombre a otro, de un ser humano a otro. Las mentiras no existen, el mundo es real e inevitable y aunque cierres los ojos y no lo veas, está presente, se siente como un amigo que espera, eterno, el reencuentro inevitable.