El Empleado

8.01.2006

Dos: Soledad



Conexión. Desconexión. Lo que interesa es el vínculo, lo superfluo, lo fácil, el sinsabor, el endulcorante. El sexo sin pasión, el amor costumbrista. No sufras, no te equivoques. Ve despacio, con cuidado, a lo seguro. Farsas. Sensaciones del control y Blake: "al palacio de la sabiduría se va por el camino del exceso". La sabiduría, el nirvana, el silencio total, la muerte.

El mundo no es un cuento de Dostovieski ni una comedia norteamericana. Tampoco es una ópera ni una película de Leonardo Favio. Sentir te da vergüenza. Decir cursilerías te da vergüenza. La cultura es tan puta que se la cogen y dice gracias. El onanismo es profundo. Dejo mis reflexiones. Es domingo, decido levantarme e ir al parque.

Ruidos, autos, libros húmedos. Hippies cultos y revoluciones en remeras. Incienso. Suciedad y cultura. Los niños juegan, no comparten, futuros hijoputas, abogados, asesinos, pedófilos y fracasados. ¿Y el Mesías? Cruzando enfrente, allí donde los curas tocan a los menores y las monjas se masturban con sus crucifijos. Jesús era un hombre atractivo, sabio. Ahora en un locutorio y escucho: "Nena, lo que importa es lo de adentro". Mentiras. Un culo de 176 centímetros le importa al menos a varios asientos. Equilibrio. Se puta y cuida las formas, cariño. Un buen consejo.

Hacer feliz a un hombre se reduce en un cuadrado letal: buen sexo, buena comida, buenos amigos y algo de paz. La fórmula mágina que se le escapó a Eva. Eva y la manzana y toda la novela. Me fui. Lejos, como siempre. ¿La gente pensará así? Claro que sí. Algunos no se dan cuenta. Piensan todo el tiempo. Es insoportable.

Y los excesos. Estás solo. No se puede ser completamente honesto ni completamente imbécil. Es notable como aprendes a callar, a no decir eso que ibas a decir y que ya no dices para comprenderlo. La diferencia entre hipocresía y honestidad es sólo una cuestión física arrojada al viento: sonido.

Mañana, tarde, noche. Pantallas. Muchas pantallas. Todo el tiempo. Se anhela la paz y el relajo como tus ojos anhelan verdades, amor, una vida digna y maravillosa. Lo mejor está en tu cerebro. El aire fresco, los atardeceres, el olor a tu pasado, las lágrimas y el sonido de las risas encerrados en tu pequeña caja craneal. Allí está todo. Descúbrelo. No estés solo. Habla. Calla. Comprende. Trae paz. Comprende, goza, relaja.

Y la imagen de un oceano, lleno de gaviotas y atardeceres, con barquitos pescando en el horizonte y un libro en la mano. Escucho el Jazz y el sonido de las velas traen con el viento el aroma del futuro: fruto de la esperanza. Una mujer que pasó y se llevó todo eso. Ya no soy una bola roja.