El Empleado

10.12.2006

Seis: Los Demonios


Vivo preso de mis pensamientos. Siempre me digo que lo que me pasa a mí ya le habrá pasado a otros. No me considero un tipo especial, ni raro, ni exótico. Me considero un promedo. No, tampoco es una actitud lastimosa. No es ni bueno, ni malo. Es una consideración. Me da vergüenza cuando alguien opina de sí mismo que "es especial". Lo único especial que conozco es la Pizza. Especial: jamón y morrones. Soy un promedio. ¿Cuántas veces los hombres sentirán lo mismo?¿Cuántas veces los hombres sintieron miedo?¿Odio?¿Amor?¿Cuánta gente se pregunta porque ya no siente nada? Viviendo rutinariamente es distinto a tener una rutina. Levantarse, desayunar,viaje, hola que tal, trabajar, almorzar, merendar, trabajar, hasta luego, viajar, puerta, cena, dormir, levantarse, desayunar...por los siglos de los siglos, amén.

Demonios de una mente enferma. Totalmente de acuerdo que no está cuerdo quien piensa así. ¿Y te da miedo pensar que tus pensamientos estén en estas palabras? Ahora sos mío y mía. Sos un ser amorfo posando los ojos en estas letras. A mí. Si, un viejo recurso: la historia sin fin. Interpelar. ¿A quién?¿Y la ficción? Buscala en tu espejo, en el color de tus ojos, en el iris. Es divertido. Vas frente al espejo y mirás tu mirada y te sumergís dentro tuyo. ¿Quién soy?¿Quién mira desde allí?¿Quién me asegura que soy yo quien sonrie y no mi calavera segura de su muerte?

Es deprimente. No tanto, sólo es realidad. Realismos grotesco. Al fin y al cabo son demonios. El está allí, buscando despertar, detrás de tus ojos, sonriendote, agazapado, esperando. Se sabe seguro de su triunfo. Y una vez que salga dejarás de ser vos para pasar a ser él. Sonriente, poderoso, en silencio.